jueves, 4 de febrero de 2010

... llueve.

Respondo con una sonrisa pero no la siento. Noto que se me escapa para terminar de adornar la máscara de piel bajo la que pienso quizás demasiado. No me gusta tener que hacerlo, me gustaría sonreir de verdad pero esta sensación me ha pillado por sorpresa de nuevo. Febrero comienza igual que enero pero esta vez no hay un tren que me saque de aquí y me lleve a sonreir a otra parte. Esta vez no venden rosas al doblar la esquina. De hecho, esta vez ni siquiera hay esquina.

6 comentarios:

  1. Sí que hay esquina. Estoy en ella. Ven, que te doy una rosa : )

    ResponderEliminar
  2. Pero pronto sonreirás de verdad (lo presiento), y esa sonrisa sí que es contagiosa... :)

    ResponderEliminar
  3. Sonreirás. Ya lo verás. Y si vemos que no sonríes, te haremos sonreír.

    ResponderEliminar
  4. Bah, pero borra esa cara de puerro, que siempre habrá antorchas y tés que se vuelven psicodélicos cuando les echas leche y cacharrico de colores con ondas longitudinales y/o transversales, no hay motivos para preocuparse.

    ResponderEliminar
  5. .. ¿cara de puerro? xD puñeteros manchegos ^^u

    En fin, solo te diré que en realidad si que hay tren, y vamos las dos en él. Y me aseguraré de llevar un vagón de chuches =P

    (te haré otro duende, prometido =3)

    ResponderEliminar
  6. hoy ya no llueve, y hoy has sonreído, y comido chocolate, y nos hemos reído...
    y mañana, a las 7, sonreíremos más, mejor, con más ganas, y reiremos a gusto toda la noche. Porque por fin, hemos acabado :)

    ResponderEliminar