jueves, 28 de enero de 2010

Finales de enero, lo que yo decía...

Y encima el agua de la ducha sale fría...


¿Alguien me regala un poquito de optimismo, por favor?

viernes, 22 de enero de 2010

Citas (III): Suerte.

"La muerte es sólo la suerte con una letra cambiada" (Joaquín Sabina)
Yo quiero mi S. Transformemos lo que parece una muerte en suerte.

lunes, 18 de enero de 2010

Naranja

Levanto un momento la cabeza y veo cosas naranjas. Cada una de ellas me trae un recuerdo bueno: un jersey, un post-it, una flor, un bolígrafo, un oso, un paraguas… Un montón de buenos momentos naranjas. Hoy es mí color. Me gusta esta sensación.

sábado, 16 de enero de 2010

Un poco de Haití que está de moda.

HAITÍ de David Trueba (link)
"Qué difícil es sentarse a escribir de algo cuando suceden catástrofes como las de Haití. Qué ridículas todas las querellas, cuando la naturaleza golpea con tal fuerza y nos recuerda lo poco que somos. Y sin embargo, el periódico sale y cada uno cumple con su minúscula labor, ésa es nuestra defensa contra el horror. Desde que llegaron las primeras noticias del terremoto, las agencias de prensa y los medios de comunicación han tratado de representar la desgracia humana, han peleado por acercarla, por hacerla nuestra. Así, la lejanía del lugar, la pobreza de las víctimas, toda esa distancia emocional puede ser pulverizada por la información. Los noticiarios de ayer y de hoy traen un reguero de imágenes asombrosas que convierten la tragedia, por qué no decirlo, en un fenómeno doloroso pero fotogénico.
A menudo, la gente se pregunta cómo un fotógrafo o un reportero pueden abstraerse de lo que retratan y salir indemnes de aquello que captan con su cámara. Se parecen a esos cirujanos que operan un corazón abierto tratando de esmerarse en la técnica, sin dejar que los sentimientos infecten su profesionalidad. Para muchos es cruel, pero es sencillamente el oficio de acercar a los que están más lejos la realidad cotidiana del desastre. Son imprescindibles.
El peligro que corremos tras la torrentera de imágenes es el de la banalización, el efectismo sin sustancia, el abuso de la emoción, hasta degenerar en la indiferencia. Hay demasiadas pantallas, demasiadas ventanas, para que cualquier suceso no pase a ser carnaza, alimento del morbo y finalmente una vulgaridad. La repetición, la carencia de contexto, pueden pervertir una imagen hasta su vaciado. Ayer se emitían, en bucles sin fin, imágenes demoledoras a espaldas del locutor o la presentadora, como un forillo, un relleno, convirtiendo el horror en un mero elemento decorativo. Esas imágenes, algunas espectaculares, deben tratarse con mimo y cuando no cumplen la función básica para la que fueron tomadas preservarse como un tesoro. Es un oficio complejo el de informar, cuya virtud reside en la medida exacta. No se trata de ordeñar la vaca del dolor ajeno provocando un chaparrón emotivo, sino de excitar aquella neurona que nos hace más conscientes del lugar que el ser humano ocupa en el universo. Nos deja más tristes, pero mejor informados."
Esto es justamente lo que me hubiera gustado escribir, lo que os quería decir yo ayer y lo que os diré mañana si vuelvo a ver una foto de portada con centenares de muertos tirados en la calle o a un pobre hombre que lleva en brazos el cadáver de su hija. Nos hemos convertido en seres completamente insensibles ante la desgracia ajena. Creemos que son diferentes que nosotros (cuando digo diferentes dejo leer inferiores) y por eso parece que nos importa menos lo que les pase y nos limitamos a contemplar el espectáculo desde la lejanía a través de fotos cuanto más morbosas mejor.
Recuerda que esa gente es tan digna como tú, no le sigas el juego a aquellos que contemplan la sangre como si se tratara de una nueva película de Tarantino y trata de recordar la última vez que viste en la prensa, ya sea por atentado o por catástrofe natural, una foto con un puñado de europeos tan deshumanizados como han aparecido esas personas estos días.

jueves, 7 de enero de 2010

Feliz enero

En mí opinión acaba de empezar el mes más desagradable del año. Un mes frío y oscuro que no sólo se me hace pesado a mí sino que es mundialmente conocido por su famosa cuesta. De esta cuesta suele hablarse como cuesta arriba, como todo más para unos que para otros, pero para mí enero es un mes completamente cuesta abajo. Un mes que comienza por las nubes con el subidón de la Nochevieja y termina por los suelos en plenos exámenes de febrero. Un mes de largas horas de silla y pocas de sueño. Definitivamente, un mes en el que cada día es menos interesante que el anterior.

Por si esto fuera poco, además enero tiene un factor extra de auto tortura que nosotros mismos nos imponemos cada año: los propósitos de año nuevo. Soy poco amiga de las navidades en general pero detesto especialmente los villancicos y estos propósitos del demonio. Se trata de promesas que se hacen para incumplir pues tenemos antecedentes de no haberlas respetado otros años pero que le dan a la oscuridad de enero un tenue tono de remordimiento.

Presumo de íntima enemiga de los propósitos de año nuevo pero debo reconocer que incluso yo hice alguno. Fue algo en plan Light y sin darle demasiada importancia pero, al fin y al cabo, igualitos que los que pueda hacer cualquier otra persona. El resultado: aproximadamente nulo. Hice cuatro, los dos primeros se me cayeron en un vaso la misma noche del 31, el tercero cayó cuatro o cinco días después y el cuarto aún no he tenido tiempo de incumplirlo pero no por eso tiene más esperanzas. Todo eso a pesar de que pasé de los típicos “ponerse a dieta el día 7 de enero”, “estudiar desde el primer día” y “salir menos” porque soy consciente de que concretamente esos son los más solicitados y están asociados directamente al desastre. En cuanto a los remordimientos, no soy de esas, mejor me iría si tuviese, pero no por eso mi enero va a ser menos horrible que el tuyo.

Después de un par de párrafos haciéndoos conscientes, pero sobre todo haciéndomelo a mí misma, de lo que se nos viene encima sólo me queda desearos feliz enero y muy próspero estudio.

domingo, 3 de enero de 2010

Una noche más

Por lo que no dije y dónde no fui. Por lo que decís vosotros ahora. Porque no sé si esto es espíritu navideño o qué pero mola un montón. Por lo contenta que me estoy yendo a casa estos días y porque si vosotros queréis éramos quince. Porque yo también os quiero un montón y sobre todo porque los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.

Gracias ;)