viernes, 26 de marzo de 2010

Hipocresía

No siempre decimos lo que pensamos ni gritamos lo que sentimos. ¿Timidez?, ¿hipocresía? De cuántos desastres nos habrá librado la hipocresía.

jueves, 18 de marzo de 2010

Enredo cuántico

No duermo demasiado bien últimamente y paso muchos ratos de estos que nadie sabe cuánto duran tirada en la cama dándole vueltas a lo primero que se me ocurre. El otro día leí algo sobre el enredo cuántico que me dio material para pasar un par de noches y sus respectivos ratos. Este fenómeno consiste en que dos fotones creados a la vez y en parejas pero posteriormente separados en el espacio y en el tiempo siguen relacionados manteniendo siempre una comunicación instantánea e inexplicable entre ellos. Me pareció fascinante que dos partículas provenientes, por ejemplo, de una estrella y que pueden estar separadas por distancias inimaginables sean capaces de mantener un vínculo irrompible entre ellas. Esto sucede hasta el punto de que cuando se aplique una fuerza sobre una de ellas haciéndola cambiar de dirección la otra lo hará de la misma manera sin haber recibido ninguna fuerza sino simplemente un mensaje instantáneo de su compañera.

Einstein denominó a este fenómeno “acción fantasmal a distancia” y actualmente se investiga sobre él habiendo conseguido llegar a enlazar en un laboratorio 5 fotones y mantener el vínculo entre dos de ellos hasta 800 metros.

Si dos fotones son capaces de mantener un vínculo a distancias estelares y durante tiempos mucho mayores de lo que puede imaginar un hombre influyendo el uno al otro como si fuesen uno, ¿qué efecto podemos llegar a ejercer nosotros unos sobre otros? Me encanta la idea de la influencia inconsciente, de las sensaciones compartidas en diferentes lugares y sobre todo la de la eternidad de todo esto. Me encanta la idea de que haya por ahí uno de estos “fantasmas a distancia” al que le caiga una lágrima en el momento en el que yo me pongo la lentilla o se tome un caramelo porque a mí me pica la garganta. Me encanta dar vueltas en la cama pensando que puede que no las esté dando sola.

sábado, 13 de marzo de 2010

No me gusta (I):

Esos eternos minutos cuando estás en la ducha y oyes que alguien cierra la puerta del baño. Esa incertidumbre pues sabes que tarde o temprano tirará de la cisterna desviando hacia allí el agua fría que debería salir por tu grifo haciendo que durante unos segundos, por cierto también eternos, pudiera cocerse marisco en tu ducha. Esos segundos. Esa duda simultánea al sonido de la cisterna entre salir corriendo exponiéndote al exterior o intentar desviar el chorro del agua sacrificando un brazo en el intento. Que se me queme el brazo. Necesitar reflejos para sobrevivir a una ducha y que éste sea mi cantar de todos los días.

lunes, 8 de marzo de 2010

Quiero más veces

A lo largo del día contenemos la respiración muchas veces. Algunas son sólo actos reflejo como cuando nos hacen cosquillas o cuando nos lavamos la cara por las mañanas. Por otro lado hay veces que lo hacemos totalmente conscientes de ello y por necesidad como cuando entras a un lugar donde huele mal o justo después de tomarte un tequila para recuperar el control de tu aparato digestivo. También hay momentos en los que detienes esa rutina de entrada y salida del aire con el fin de pasar desapercibido porque crees que así haces menos ruido y que conseguirás evitar que la gente te mire o que Pilar Cea te saque a formular a la pizarra. Por último, están Esas Veces. Esas veces en las que lo que quieres es que se detenga el tiempo y crees que si dejas de respirar todo se parará allí. Esas veces son las miradas cruzadas, los abrazos largos, las sonrisas cómplices... cosas que podrían dejarte sin respiración si no hubieras dejado de coger aire hace unos segundos para congelar ese momento.
No me había dado cuenta pero el otro día descubrí una constante en muchas de esas veces. Quiero más veces.