lunes, 21 de junio de 2010

A ese perfecto judas desde la J a la S

Llevas los 21 años que tengo enseñándome cosas y el sábado demostraste que vas a hacerlo unos cuantos más a pesar de haber llegado a los cuarenta y veinte. Yo no canto pero por tu culpa lo hice delante de una cámara. No sé cantar pero a tus tres mujeres las conozco como si fueran mías.

Una vez, como Jimena, tuve un sueño el martes que viene y todavía luzco los tatuajes de un pasado bucanero. Busco un encuentro que me ilumine el día y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden. Yo tampoco sabía que la primavera duraba un segundo pero por tu culpa quiero tumbarme al sol cuando llueva. Gracias a ti he sabido que la verdad es sólo un cabo suelto de la mentira y la muerte sólo la suerte con una letra cambiada.

Cada mañana alumbro el amanecer muerta de frío y podría escribir una canción de mis noches perdidas pues tengo el sueño del revés y un futuro sin mañana. Sólo uso medias negras, mi todo es ahora y mi nada es eterno pero aunque muera el verano y tenga prisa el invierno voy soñando que hoy ganamos el partido. Quiero salir a bailar al ritmo de la lluvia sobre las capotas el rock&roll de los idiotas porque al fin y al cabo, ni sé ni sabo, cuánto nos cobra el destino.

También suelo levantarle la falda a la luna y aunque hoy no me importaría meterme a las siete en la cuna del mar a roncar no pienso pedir pastillas para no soñar porque al final ganará el “quiero” la guerra del “puedo” y el fin del mundo me pillará bailando. Algunas veces vuelo y otras veces me arrastro demasiado a ras de suelo pero si piso cristales serán de Bohemia.

Queremos que tus poesías y tus consejos sigan haciéndonos llorar en el asiento de atrás del coche y que nos den las diez y las once cada 19 días y 500 noches escuchando tu arte. Recordaremos que el agua apaga el fuego y que en historias de dos conviene a veces mentir, que ciertos engaños son narcóticos contra el mal de amor y buscaremos nuestro sálvese quién pueda.

Prometo aprender a vivir sobre la línea divisoria y que no me impedirán galopar los ladridos de los perros. Prometo que si en algún paso de cebra la encuentro le diré que le has escrito un blues.

Gracias por cada sílaba y por haber conseguido escribir la canción más hermosa del mundo tantas veces.

martes, 1 de junio de 2010

"Siga las flechas azules señor Quincampoix"

Ayer miré alrededor, a mi derecha y a mi izquierda, arriba y abajo, y vi a la gente crecer. Unos acaban la carrera, otros el bachiller y otros trabajan. Unos se marchan y otros se quedan a llevar a cabo sus grandes planes. Algunos se van al extranjero mientras otros vuelven a casa y otros tantos simplemente viajan. Están los que han crecido demasiado, los que ya cambian pañales y los que me hablan de la universidad mientras yo les compro un chupachups. Algunos con alguien y otros con todos pero ninguno quieto mirando lo que hacen los demás. Ninguno. Ya no quiero estar parada soñando, ahora quiero seguir las flechas azules.