viernes, 25 de febrero de 2011

Reset

Si llegas agotada al viernes de una semana dura corres el riesgo de pensar demasiado. Puede que te replantees decisiones que ya no tienen remedio, que mires hacia atrás y te des cuenta de la cantidad de cosas que han cambiado para mal, de las oportunidades que has desperdiciado y de la gente que te ha fallado. Es peligroso no ser capaz de ver más que lo oscuro y que eso haga desaparecer las ganas de trabajar y de esforzarse. No te dejes llevar por esa sensación negativa, acuérdate de la gente por la que merece la pena hacer esfuerzos y busca una solución.
Resetea.

Date una ducha, métete en la cama sólo a medio vestir y con el pelo mojado y échate una siesta de tres horas. Cuando te despiertes, por supuesto sin alarmas de por medio, levanta lo justo la persiana, asegúrate de que poner el pie derecho el primero en el suelo, enciende un par de velas y haz té. Ordena el cuarto, péinate y date crema hidratante, enciende el ordenador y escucha un par de canciones de esas que sólo tú sabes cuánto te cargan las pilas. Esto ya es otra cosa.

Olvídate de todos los imbéciles que hay por el mundo pues ninguno se merece que durante unas horas hayas estado a punto de bajarte de la cresta de la ola a la que te subiste en septiembre. Sigue de subidón, hasta ahora te ha ido bien. Trabaja, sabes que hay gente que se lo merece, y sonríe, que también sabes que hay gente a la que le gusta que lo hagas. Compra chocolate por si vuelves a oler un momento de crisis y recuerda que, entre otros, Amelie y Sabina siempre estarán ahí para hacerte compañía una tarde.